9 de junio de 2011

ESPECIAL NEW YORK




A poco después de un año del nacimiento de CHC me encuentro en New York, recorriendo sus calles con los sentidos en auge y una cámara en el bolsillo lista para disparar en cualquier momento.
Aquí ya es primavera, el clima va alejando de a poco a un invierno que pareció ser intenso. La ciudad se inunda de tulipanes y estalla en colores. Es hermosa, y una de las tantas cosas que la vuelve maravillosa y la destaca de otras ciudades es la increíble diversidad étnica/cultural que se encuentra en cada paso que uno da, y eso puede verse (en parte) en la manera en que visten.





En New York todo está permitido, uno puede elegir libremente lo que quiere ponerse. No solo por una cultura que (al menos en este aspecto) ha eliminado el prejuicio y la burla, sino también por la variedad inagotable de propuestas, colores, talles, precios… una pluralidad que sorprende no solo comparado con Córdoba sino con la Capital Federal de nuestro país. No sé si será una cuestión netamente demográfica o realmente está ligado a un punto que desconozco, pero aquí son consientes de tal logro, el de haber eliminado la sensación del ridículo. En la sección “Shopping” de una revista local que sigo, publicaron textual: “There’s no other place in the world like New York, where you can freely express yourself. You can search around, find your own niche and be accepted for who you are”. Doy fe que es así.
Ni intentando hacer el grotesco uno lograría llamar la atención (solo tendría éxito ante los turistas). Parte de esa idea es uno de los objetivos principales que dio nacimiento a este blog, no realmente abocarse estrictamente a las nuevas tendencias en la docta, sino de alguna manera ayudar e incentivar a l@s cordobes@s a animarse a ser unos mismos desde el aspecto de la indumentaria.








Existen muchísimos locales de (grandes) diseñadores con propuestas muy variadas. Hablar de tendencia es difícil pero se puede encontrar una línea aproximada en los artículos que se repiten en las conocidas casas de ropa (Century 21, H&M, American Apparel, Top Shop, Bloomingdale’s…). Entre esas cosas se advierte una inclinación al estilo inglés vintage; en hombres: cabello corto, skinny pants sin medias (con las mangas arremangadas dejando los tobillos descubiertos), zapatillas estilo náutico o zapatos, camisas (skinny también) o remerones/musculosas sueltas si se quiere dar un toque más informal, moños, tiradores, corbatas, pañuelos, pashminas… todo está permitido para dar un toque más de personalidad y estilo

En las mujeres la idea es más o menos la misma. Los pantalones parecen ser casi cosa exclusiva de hombres la mayoría de las chicas acá usan polleras sin importar si tienen o no lindas y/o bronceadas piernas. La medida más común es a la altura de la rodilla o quizás un poco más abajo (incluso largas hasta los tobillos). Ver una minifalda llama la atención por ser de las menos. El corte y los colores son dentro de lo clásico (siempre yendo hacia el estilo inglés). Suelen acompañar con una camisa mangas cortas y algún abrigo delicado, “cute”.













Lo que me ha llamado la atención en casi todos los negocios (exclusivos o no) ha sido encontrar alpargatas. Si, alpargatas que quizás aquí lo vean como algo “exótico” pero para los ojos de un argentino cuesta un poco incluirlas en nuestro vestuario. Hay comunes (negras o blancas) pero también se encuentran otras un poco más “customizadas” de acuerdo a la marca.
Escuchar música también tiene un papel muy importante en la moda. Los auriculares resultan el accesorio unisex por excelencia. Se pueden encontrar muchísimas marcas y modelos que se van integrando al conjunto del atuendo formal o informal del neoyorquino.

Las fotos tomadas (lejos de intentar predecir futura moda o de mostrar lo mas destacado) son solo una pequeña muestra de lo que aquí es común ver en cualquier momento y en cualquier lugar de la inmensa NY.
La idea sigue siendo alentar que en Córdoba se empiece de a poco a mostrar y redimirse del prejuicio, que caminar por sus calles sea una paleta variadísima con carácter y sin el temor del ridículo. No por un concepto frívolo, sino por manifestar a través de las prendas una manera de vivir, libre y con estilo propio.



ph: Soledad Borches

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